Seguro que alguien alguna vez se ha preguntado, ¿cuántas partes tiene mi coche? Pues la respuesta fácil es decir que muchas. Posiblemente miles de componentes se agolpan en tu coche, algunos a la vista y otros no.
Desde el volante, los asientos y las puertas hasta otros elementos más desconocidos y que nunca llegamos a ver a lo largo de la vida útil del coche. Un coche se divide en muchas partes, y en este caso vamos a hacer un pequeño recorrido por aquellos componentes que se acumulan en nuestro coche.
Empecemos desde abajo, desde las entrañas del coche. La parte principal de un coche, la parte que sujeta a todas las demás, es el chasis. A día de hoy el desarrollo de un buen chasis se lleva gran parte del presupuesto de creación del coche entero. Sin una buena base no se puede hacer un buen producto, y por eso, dentro del listado de las partes de nuestro coche que nunca veremos pero que más importancia tiene, el papel protagonista se lo lleva el chasis.
Está fabricando en diferentes tipos de materiales, desde aceros de alta resistencia hasta aluminio endurecido o incluso fibra de carbono. Todos los fabricantes buscan lograr el máximo equilibrio en el reparto de pesos y por ese motivo combinan materiales para hacer la estructura sólida a la vez que ligera. Al chasis se unen el resto de componentes y partes de tu coche, desde el motor hasta la carrocería pasando por la caja de cambios, los ejes y las suspensiones. Por todo ello el chasis es vital.
Llega el momento de hablar de un componente que es fácil de ver, tan solo hace falta abrir el capó. Obviamente nos estamos refiriendo al motor. Puede ir colocado delante, en medio o en la parte trasera de nuestro coche. El motor es el corazón de un coche, sin él no nos movemos y, aunque parezca un simple trozo de metal, la realidad es que en él se invierten cientos de hora de desarrollo. Junto con el chasis las dos partes de nuestro coche más caras de desarrollar.
A día de hoy, hay muchos tipos diferentes de motor, de entre 3 y 16 cilindros con diferentes tipos de cilindrada y distintos elementos anexos. Estos pueden ser considerados como partes del motor:
Estos entre muchos otros. Todos ellos se engloban dentro del motor por ser componentes auxiliares del mismo. Sin ellos el motor no funcionaría y, por ese motivo, van todos juntos en la otra gran parte esencial de nuestro coche.
La fuerza del motor se distribuye a las ruedas mediante la caja de cambios. Motor y caja de cambios componen la parte ciclo de nuestro coche. Automático o manual el cambio es esencial para transferir la energía generada por el motor. A través del embrague acoplamos y desacoplamos la caja de cambios que se conectará a las ruedas delanteras, a las traseras o a las cuatro si tenemos tracción total.
Toda esa motricidad se deriva a unos ejes que llevan instalados unos diferenciales. Dado que en una curva las ruedas exteriores recorren una mayor distancia que las interiores, estas últimas tienen que reducir su velocidad para no patinar y así sincronizarse con las exteriores. Este trabajo lo realiza el diferencial. Lo más común es que sea mecánico, pero algunos modernos cuentan con sistemas electrónicos para bloquearlos o desbloquearlos en función de las necesidades.
Las ruedas son la última parte de nuestro coche en recibir la energía del motor. Aunque están a simple vista tras ellas se esconden partes de nuestro coche muy importantes como el conjunto de suspensiones, conjunto de frenos y las propias llantas. Todo ello trabaja en armonía y de forma sincronizada para garantizar el mejor comportamiento y la mayor de las seguridades.
Una vez que hemos dejado atrás todas las partes del coche que no vemos habitualmente llega el momento de hablar de las que sí. De fuera a dentro empezamos con la carrocería. Al igual que en el chasis se emplean diferentes tipos de materiales de alta resistencia que tratan de reducir el peso del conjunto. Parachoques, capó, puertas y paneles conforman la carrocería exterior que aísla a los ocupantes de los elementos.
Una vez dentro de nuestro coche empezamos a reconocer partes de él que sí acostumbramos a ver y tocar, como por ejemplo el volante, los asientos, el salpicadero, la radio, los elevalunas o el maletero. Y además hay otras que ni siquiera vemos pero que están ahí también representadas de alguna forma como el equipo de sonido o el módulo de la climatización. A fin de cuentas todas las partes del coche no hacen nada por sí solas pero si las combinamos…
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