La llegada del frío a nuestro país nos obliga a afrontar situaciones extremas en la carretera. Una de ellas, conducir con hielo, supone un auténtico reto para todos los conductores, ya que bien desconocemos qué hacer si nuestro coche patina, bien no gestionamos bien los nervios durante la coyuntura.
Sea como fuere, con este post pretendemos refrescar para algunos los pasos a seguir en caso de que se dé esta circunstancia. Para otros servirá como guía de las acciones que se deben efectuar en el caso de que encontremos hielo cuando conducimos por la carretera.
La aparición de placas de hielo en las diferentes vías suele ir asociada a la llegada de temporales de frío y nieve. Sin embargo, la simple bajada de temperaturas durante el invierno en días anticiclónicos, es decir, despejados, genera también este tipo de riesgos para la conducción. Por este motivo, realizar una conducción preventiva, adelantándonos a cualquier eventualidad es la forma más segura de circular con hielo.
De esta manera, una conducción suave, en la que la calma y la tranquilidad sean las principales guías del viaje, ayudará a encauzar y reconducir situaciones adversas. Cualquier maniobra con hielo en el asfalto reduce la adherencia de los neumáticos y aumenta la distancia de frenado con respecto a otros vehículos.
Para que nos hagamos una idea, en condiciones normales y el asfalto seco, el tiempo de reacción más la frenada de un vehículo que circula a 90 km/h es de 57 metros. Si llueve, este espacio aumenta hasta los 89 metros, y si existe hielo en la carretera, la distancia se multiplicará por 10. Por lo tanto, la aparición de placas de hielo nos obliga a aumentar esa distancia ya que el comportamiento de nuestro vehículo es toda una incógnita. Manteniendo el discurso del párrafo anterior, más vale pecar de prevenidos y que el espacio entre coches sea mucho mayor.
Es evidente que a mayor velocidad, mayor distancia de frenado necesita un automóvil. De igual modo que a la hora de trazar cualquier curva o superar un imprevisto, nos veremos obligados a aminorar esa velocidad para realizarla con éxito. Concretamente y según la Dirección General de Tráfico (DGT), superar más de un 20% el límite de agarre con hielo en la carretera supone una gran pérdida de adherencia del neumático y aumenta la posibilidad de sufrir una salida.
La suavidad al volante es un factor clave para evitar perder el control del coche los días de nieve y hielo. Y aunque los nuevos vehículos cuenten con un sistema de control electrónico de estabilidad (ESP) que ayuda a reconducir la situación, el rehuir de movimientos bruscos facilita la conducción. Además, los acelerones y frenazos también consiguen que las ruedas patinen y se pueda perder el control con mayor facilidad.
Todo lo contrario que ocurre cuando hay nieve en la carretera, con hielo debemos utilizar una relación de marchas lo más alta posible y sin llegar a superar nunca las 2.500 revoluciones por minuto. Las primeras marchas generan una mayor fuerza contra el suelo, pero al mismo tiempo provocan que los neumáticos se deslicen sobre las placas de hielo.
El último punto que tocaremos es el más complicado de gestionar. Un sobreviraje se produce cuando la parte trasera del vehículo se descontrola, en este caso por el hielo. Para reconducir su trazada debemos evitar pisar el freno y girar el volante en la dirección opuesta. La dificultad no recae en la maniobra si no en la gestión del momento, de ahí que para poder aplicarlo con garantías y éxito hayamos mantenido las premisas que venimos mencionando anteriormente.
Al margen de nuestra habilidad con el volante y las precauciones que tomemos a la hora de conducir, existen un factor fundamental cuando conducimos con hielo: los neumáticos. Si presentan un mal estado ante condiciones tan extremas nos veremos en la obligación urgente de visitar nuestro taller para que un experto valore cuál es la opción adecuada.
Conducir con hielo es una de las circunstancias en las que mayor riesgo asumimos y realizarlo con los neumáticos adecuados puede salvarnos la vida. Por eso te aconsejamos que durante los meses más fríos, si vas a realizar algún viaje, visites antes tu taller de confianza FirstStop y compruebes su estado con los mejores profesionales.
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