Todo vehículo que circula con tubo de escape produce contaminación con su motor de combustión interna. Como contaminación entendemos residuos de la combustión, principalmente NOx, SOx, PM, CO y HC, los cuales perjudican a la salud de forma directa. Además, se expulsa -en el mejor de los casos- oxígeno (O2), dióxido de carbono (CO2) y vapor de agua (H2O), que ya están presentes en el aire común que respiramos.
Para reducir la contaminación es imprescindible que tanto el motor como el escape funcionen en óptimas condiciones, lo cual implica cumplir de forma estricta con los intervalos de mantenimiento que indica el fabricante en tiempo o en kilómetros, lo que antes ocurra. Con el tiempo las prestaciones originales se van degradando, de ahí la importancia de vigilar este aspecto.
En los motores de gasolina, que desde los 90 casi todos son de inyección, reducen sus emisiones si el estado del caudalímetro, bujías, bobinas de encendido, inyectores, catalizador y sondas de oxígeno (o sondas lambda) es adecuado. Además, el consumo es inferior cuando funcionan bien. Para los modelos que funcionan con bioetanol, GLP y GNC, así como la mayoría de híbridos, esto sigue siendo cierto.
En los motores de gasóleo los sistemas antipolución han ido mejorando mucho en los últimos años. Hay que vigilar el estado de la bomba de combustible, inyectores, turbocompresor, caudalímetro, sondas, catalizador, válvula EGR, filtro de partículas (DPF/FAP) o el sistema de inyección de urea (SCR), dependiendo de la novedad del modelo.
En los dos tipos de motores hay un denominador común, producen menos contaminación cuando ya están calientes y el escape trabaja en un régimen de temperatura óptimo. Lo primero que se deduce de eso es que contaminamos menos en desplazamientos de media y larga distancia, y mucho en recorridos cortos. Además, los desplazamientos cortos afectan negativamente a la vida útil de los sistemas antipolución, que ya no trabajan adecuadamente.
No basta por tanto que el vehículo supere con éxito la prueba de gases en la ITV, ya que el suspenso está relacionado con un mantenimiento muy precario, o por conducir habitualmente con el escape frío, o por haber ido a una ITV demasiado cercana al punto de origen. Siempre es recomendable acudir a la ITV después de haber movido el coche unos minutos, de lo contrario podría obtener un inmerecido suspenso.
Los modelos Euro 5 (desde 2009) y Euro 6 (desde 2014) son sometidos a una prueba de diagnosis en la ITV para comprobar que no se han anulado los sistemas antipolución de fábrica y que estos funcionan correctamente.
En cualquier tipo de motor de combustión interna es importante no escatimar en calidades de aceite, usar el grado y tipo recomendado por el fabricante, y cumplir con los ya mencionados intervalos de cambio. Además, los filtros de aire han de revisarse o sustituirse cuando proceda. En cualquier caso, siempre hay que acudir a un taller cuando se enciende la luz de “avería motor” o MIL, que veremos cuando la electrónica detecte que algo no va bien. Cualquier servicio técnico -oficial o no- puede comprobar qué problema se ha detectado con una máquina de diagnosis.
También es importante cuidar la calidad del combustible y nunca equivocarse a la hora de repostar. Si se echa gasolina a un motor diésel o gasóleo a un motor de gasolina podemos producir averías muy caras de reparar. Siempre que nos hayamos dado cuenta que hemos repostado el combustible incorrecto hay que llamar a la grúa y no arrancar el motor, o el estropicio puede alcanzar miles de euros y/o anular la garantía.
El estilo de conducción es fundamental para reducir la contaminación. En la medida de lo posible hay que circular a velocidades constantes, con bajas cargas de acelerador, minimizar el uso del freno y el acelerador, y dentro de los abanicos de velocidad legales.
Superar los límites, además de arriesgar al conductor a ser sancionado, abre el grifo del derroche y el desgaste mecánico, sobre todo por encima de 120 km/h. Una conducción anticipativa y con margen de seguridad, además de prevenir accidentes, puede ahorrar mucho dinero al cabo del año.
Además, hay que vigilar la presión de los neumáticos cada dos meses como muy tarde, desmontar baca o accesorios que no se estén usando, y despejar el maletero de elementos que no sea necesario transportar, especialmente si pesan. En el caso de los todoterreno hay que prestar atención a la limpieza, sobre todo en los bajos, todo lo que no sea del propio coche empeora la aerodinámica y por tanto aumenta el consumo.
Finalizamos estos consejos con la recomendación de usar la climatización de forma moderada, evitar conducir con las ventanillas bajadas y tener cuidado con ciertos consumidores intensivos de electricidad a bordo, ya que todo se saca del depósito de combustible.
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