No hace falta ser un gran experto en automóviles para saber qué es y qué significan algunos de los coches clásicos que inundan la historia viva de la automoción. Y es que los vehículos antiguos están más de moda que nunca.
Los coches clásicos más significativos llegaron a principios de los 80, una de las épocas doradas de la industria del motor. En estos años, una entrada de cine costaba 250 pesetas (hoy 7,80 euros de media) y un café con leche 60 pesetas, unos 0,35 céntimos. El salario en España ya suponía unas 38.000 pesetas, es decir, unos 228€, frente a los algo más de 700€ actuales que supone el sueldo mínimo.
En este contexto, nacieron vehículos como el Seat Ibiza, el Opel Corsa, el Renault 5, el Peugeot 205 o el Volkswagen Golf, modelos que marcaron un antes y un después en la tendencia de la automoción. Como mínimo, muchos españoles los habrán visto nacer y, otros, conocerán su evolución a lo largo de más de 30 años. Y es que todo coche tiene unos inicios.
Modelos de estos cinco coches clásicos siguen circulando en la actualidad por calles y caminos de pueblos y, con los años, han llegado a adquirir un gran valor entre los coleccionistas, además de un recuerdo imborrable en nuestra memoria.
El Renault Supercinco, con un diseño moderno y original, reaparece en 1984 tras sustituir oficialmente al mítico «R5». Fue creado como un vehículo compacto pero, la marca francesa, decidió ampliar su interior y la capacidad del maletero ya que la habitabilidad era muy apreciada entre los conductores.
Aunque el símbolo del rombo se situaba en la parte central de la calandra en los primeros modelos, a partir de 1988 se situó en el lado derecho: algo poco común entre los coches clásicos. Este modelo, del que se vendieron en sus años de producción más de 3 millones de unidades, contó con múltiples versiones. Entre ellas destacó el asombroso Renault 5 Turbo, con una fuerte vinculación con la competición. Éste se concibió específicamente con una potencia de 115 CV asociada a una caja de cambios de cinco velocidades y tracción delantera.
Por su parte, el Peugeot 205, que salió al mercado el 1983 y del que se vendieron 5,3 millones de unidades en sus 16 de años de producción, dejó huella en la historia del automóvil.
Su fiabilidad, su bajo precio y nacer en las entrañas de la fábrica madrileña de Villaverde, hicieron que este modelo dominara el segmento de los pequeños utilitarios, uno de los objetivos claros de la marca del león en esos años. Su versión más deportiva, denominada GTI, también logró hacerse hueco en el mundo de los rallies, consiguiendo dos Campeonatos del Mundo y dos «Dakar».
En el año 1983, nació el Volkswagen Golf Mk2, un vehículo económico y funcional que tuvo una buena acogida entre los conductores. Incluso su motor turbodiésel, visto por primera vez en un compacto.
Con un consumo aceptable de 5 litros a los 100 kilómetros, su espacio interior con su gran maletero y su versatilidad –tres o cinco puertas- lo convirtieron en un modelo de éxito. Tanto es así que, tras ya siete generaciones, se ha convertido en el vehículo europeo más vendido de la historia y el tercero a nivel mundial.
Sin duda, entre las versiones que este modelo ha comercializado hasta la actualidad, siempre ha destacado el GTI 16v, que llegó tres años después: 139 CV, 208 kilómetros por hora y una aceleración de 0 a 100 en 8,9 segundos.
El primer Ibiza apareció en la primavera de 1984, un modelo con un motor de 85 CV que costaba unas 625.000 pesetas (unos 3.756 euros). Desarrollado por una marca española e independiente como es Seat, sus conductores presumían de tener un vehículo patrio con la mecánica de un superdeportivo.
Su diseño le otorgó una gran habitabilidad pese a sus reducidas dimensiones exteriores. Ya en esa época ofrecía cierre centralizado y elevalunas eléctrico, lo que lo convirtió en un coche más que deseable en los años 80.
Se ha convertido en un icono, exportado a múltiples países y con el que la marca vendió más de 5,4 millones de unidades en el mundo.
Por último, cabe destacar otro de los coches clásicos urbanos «made in Spain». El Opel Corsa salió de la Planta de Figueruelas, en Zaragoza, en 1982.
Con unas dimensiones compactas, en su lanzamiento, ya se ofrecía con carrocerías hatchback y sedán, además de con varios motores de gasolina. No fue hasta 1987 cuando el motor diésel vio la luz, aunque la opción más interesante, y divertida, era su motor de 100 CV ofrecido en la variante deportiva llamada GSi.
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